Debate sobre democracia vs tecnocracia

El título de ‘The Dr. Ox Experiment’ se encuentra dentro de las novelas mucho más refulgentes y ignotas de Julio Verne. Aborda el aspecto mucho más elusivo de la ciencia, el aspecto que juega con las masas. Ox experimenta de qué forma el oxígeno perjudica el accionar de la gente en el pequeño y relajado pueblo de Quiquendone, Flandes. El médico incrementa la cantidad que respiran sus pobladores y esto perjudica su carácter con lo que se regresa belicoso y le declaran la guerra a otro pueblo vecino. Como se vió bastante en esta Cataluña bloqueada por el separatismo, se mira el ensayo de Valents de forma cuidadosa y promesa, con tanta prudencia como la promesa, con tanta distancia crítica y con semejantes intenciones de salir adelante.

El abanico de proposiciones que defienden la igualdad de los españoles en mi país -no hay solamente progresista en Cataluña que proteger la Constitución y solamente innovador que proteger el alegato de pelea de España contra el pensamiento totalitario del nacionalismo y socialcomunismo- no desecha un reciente elemento que aporte su grano de arena a una pelea que llevamos perdida desde el minuto cero. Agrego que Valents tiene en sus filas a gente a la que respeto, como su candidato a alcalde de Lérida, mi enorme respeto por Ángeles Ribes, o la multitud de Juan Arza, López Alegre o mi nombre es Miguel Martínez. Pero veo fallos que pienso que hay que apuntar. Como hice en su día con esos tres fallos de Manuel Valls que cometió, desgraciadamente. Primeramente, Eva Parera afirma que ni el PP ni Ciudadanos son partidos importantes en Cataluña. Esto, aparte de ser inexacto -mucho más cierto en la situacion de los naranjas, menos en la situacion de la multitud común a la que las investigaciones dan alguna restauración- piensa desconocer formaciones que plantaron cara a la división nacional y son socios naturales. Valentes. Nos encontramos en desventaja desde el comienzo si se deja de lado algo que existe que, a propósito, es de donde surgen la mayor parte de los aspirantes y aspirantes de Valents. Seguidamente, Vox no lo llama por su nombre.

Solo hay que revisar el trabajo efectuado por Ignacio Garriga y el partido verde para comprender que una aportación al llamado cordón sanitario para los abascalenses es mucho más caracteristica de los que dicen haber combatido a Parera que de un partido que no lo logró. todavía está por llevar a cabo. para comenzar. Lo preciso para el partido V es iniciar por los ayuntamientos, por el hecho de que si algo no posee el constitucionalismo es representación municipal.

Causas políticas

En el Gorgias, Platón acusa a Calicles de haber escrito leyes en beneficio de los «enclenques», o sea, de la «multitud» (483b). Para los fuertes, la ley del mucho más fuerte es bastante. Aparte de deprimir la eficacia y el desarrollo, la debilidad de la ley incrementa el poder de unos pocos sobre varios. Pero si bastante gente son enclenques por sí mismas, actuando juntas tienen la posibilidad de redactar leyes que asimismo fuercen a los fuertes. De este modo, en una democracia, se piensa que la supremacía de la ley no degenera por largos periodos, ya que a través del voto y de la palabra pública, bastante gente tienen la posibilidad de reclamar y recibir su fortalecimiento. En Italia, no obstante, el estado de derecho todavía es enclenque pues es una parte de un equilibrio político-económico mucho más extenso en el que la compromiso política asimismo es parcialmente enclenque y donde las barreras a la acción colectiva de los ciudadanos son parcialmente altas.

De nuevo, el inconveniente no son las reglas formales consagradas en la constitución, sino más bien las organizaciones que se piensa tienen que asesorar la acción colectiva. Sin cultura política, inestables, mucho más propensos a la colusión que a la rivalidad, tomados por el Estado, enajenados de la sociedad, atacables a los intereses conformados organizados, los partidos italianos carecen de la aptitud y la intención de ordenar la acción colectiva. Es verdad que el modelo de partido clásico -animado por una clara cultura política, de manera democrática ordenado, arraigado en la sociedad- asimismo se resiente en otras democracias occidentales, pero unos pocos datos y un caso de muestra van a bastar para probar que el inconveniente está especialmente en Italia. serio.

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