Gracias a la enorme pandemia de este tiempo se vive una crisis de salud pública sin precedentes, lo que prueba radicalmente los inconvenientes estructurales que son inherentes a la sociedad capitalista.
Una de sus muchas secuelas es que alegatos y solicitudes hasta la actualidad minoritarias llegaron al enfrentamiento público por la fuerza. Defensores del ecosocialismo como Rob Wallace, Andreas Malm o Mike Davis han logrado visibilidad por medio de publicaciones o actualizaciones de sus escritos, reafirmando la relación entre las pandemias que sufrió la raza humana en los últimos tiempos y el sistema de producción global capitalista.
El misterio de los costes
La producción de vacunas contra el COVID-19 se nucléa en Norteamérica, Europa y Asia. En África y América Latina, la aptitud de producción es prácticamente nula.
En la mayor parte de las situaciones, los costes de las vacunas no se publican gracias a pactos de confidencialidad requeridos por las compañías farmacéuticas. Pero se conoce que los costos son tan altos que no son accesibles para la mayor parte de los países. Por servirnos de un ejemplo, el valor de una dosis de la vacuna BioNTech/Pfizer estaría entre $18 y $37.
En pos de tratamientos eficientes: las patentes como obstáculo y probables resoluciones
A fines de 2019, el nuevo virus SARS-COV2, causante del COVID-19, semeja estar realizando saltar las alarmas .
por todo el planeta. Tanto es conque la Organización Mundial de la Salud declaró en el tercer mes del año de 2020 el estado de la pandemia que sigue hasta hoy. Como hablamos de una patología novedosa sin un régimen concreto, de forma rápida empezó una carrera para localizar nuevos usos para los fármacos que ya están y vacunas funcionales. Al tiempo, aumentó la producción de máscaras, respiradores y otros insumos médicos. En esta carrera, los derechos de propiedad intelectual -singularmente las patentes- han comenzado a cobrar relevancia por el encontronazo que podían tener sobre tecnologías médicas que tengan la posibilidad de ser funcionales en el régimen o prevención de la novedosa patología. Pero, ¿qué es una patente? ¿Qué se puede patentar?
Una patente es un derecho único concedido por las autoridades administrativas estatales al constructor de una invención para explotarla a nivel económico en el transcurso de un preciso período temporal (en general veinte años) y en ese territorio. En el campo de los artículos farmacéuticos, las patentes resguardan modelos, como fármacos y vacunas, y los procesos para fabricarlos. Por consiguiente, los laboratorios que reciben patentes son los únicos autorizados para comercializar estos artículos de forma exclusiva en el país donde han recibido la patente. Este monopolio legal deja a los dueños fijar el valor del producto y elegir de qué forma venderlo, lo que puede complicar la producción a enorme escala a costes razonables.