Debate sobre el comunismo

La discusión sobre el género de democracia que hay que instaurar en el contexto de una sociedad en tránsito al socialismo ya es muy vieja, y no obstante no contamos un emprendimiento común en el anticapitalismo remanente. Por este motivo, desde el momento en que el movimiento obrero penetró en la historia como activista colectivo, no han faltado vivencias congruentes que consiguieron forjar una democracia opción alternativa al capitalismo liberal, ni debates y aportes de interés relacionados con el marxismo y el pensamiento crítico i. general.. . Entendemos que Poulantzas reitera que que este sitio ha de ser reconocido (en frente de las manifestaciones instrumentales o, por contra, trascendentales del poder estatal): pero solo puede ser reconocido dinámicamente, bajo la manera de un efecto histórico evolutivo de las luchas de clases, esto es, que se les debe hacer llegar la serie de movimientos sociales. En relación a esta activa, podríamos decir que la manera del Estado es siempre y en todo momento un constituyente y una composición, en un desarrollo infinito. «Urgencia teorética, redacta PoulantzasIbid., p. 151 jQuery (‘#footnote_plugin_tooltip_26274_1_3’).tooltip(); de esta manera prosigue: pelea de inscripción de atrapar clase, y singularmente política pelea y dominación, en el marco institucional del Estado de forma que consigua argumentar las formas diferenciales y las transformaciones históricas de ese Estado. Para estudiarlo con seriedad, es requisito aclarar el papel del Estado, con relación a las clases dominantes y con relación a las clases dominantes. Y mucho más adelante: “El Estado afianza no solo la relación entre las fracciones del bloque en el poder, sino más bien asimismo la relación entre sus fuerzas y las clases dominantes. En verdad, las luchas populares atraviesan el Estado por todos lados y esto no se consigue luchando desde afuera a un ente de adentro. Si las luchas políticas similares con el Estado pasan por su aparato, es por el hecho de que esas luchas ahora están anotadas en el tejido del Estado, que configuran una configuración estratégica.” Ibíd., pág. 169-170. jQuery(‘#footnote_plugin_tooltip_26274_1_4’) verdadero) movimiento: , }); Un tanto mucho más allí, rechazando acertadamente el modelo del «doble poder», no solo como esquema innovador de transición, sino más bien como descripción de las tensiones y contradicciones del Estado capitalista democrático, Poulantzas delimita la llegada de esta proposición general, o limita su asimetría. : « Por su lado, las clases dominantes no están en el Estado por medio de un aparato que nucléa el poder de estas clases sino más bien, fundamentalmente, bajo la manera de un foco que se enfrenta al poder de las clases dominantes. radica en mecanismos internos de reproducción de la relación dominación-subordinación: reconoce la existencia de clases dominantes en su seno pero exactamente como semejantes clases dominantes. Las clases recurrentes siempre y en todo momento han existido en el Estado sin tal cambio en nada en su núcleo fundamental. La acción de las masas populares en el Estado es condición precisa pero no bastante para modificarlo”. Ibíd., págs. 172-173. jQuery(‘#footnote_plugin_tooltip_26274_1_5’) verdadero) movimiento: , }); Observamos que lo que Poulantzas repudia aquí no son las ilusiones de la neutralidad del Estado sobre las clases, sino más bien particularmente cierto esquema “astuto” que dejaría meditar que la Constitución “mantiene” una constitución del Estado. , o mejor, en la configuración activa de sus luchas y reivindicaciones y en el poder que despliegan. Esto no supone que se olvide, en la última una parte de su libro Ibid., partido popular. 307-326. jQuery(‘#footnote_plugin_tooltip_26274_1_6’) , });, y en sus conclusiones -siempre y en todo momento con una visión crítica del instrumentalismo marxista- Poulantzas regresa extensamente a la manera en que la pelea de las clases recurrentes atraviesa el Estado, y apunta exactamente que estos efectos se anotan en la esencia de la «funcionalidades económicas del Estado» (lo que nos ordena a ir alén de la representación de un «Estado de Confort con funcionalidades solo «sociales»» que llega a su fin desde fuera de un Estado orgánico introduzco en el desarrollo de acumulación de capital y para compensar sus faltas): por una parte, no hay funcionalidades estatales en pos de las masas populares, que ellas imponen, y por otra parte, funcionalidades económicas a favor barra la ciudad más importante. Poner de manifiesto lo angosta que es la relación entre democracia política y democracia económico-popular Ibíd., partido popular. 307-326. jQuery (‘#footnote_plugin_tooltip_26274_1_7’).tooltip();, una referencia a una proposición general, que no obstante todavía es algo abstracta -si bien es precisamente precisa en su defensa del «socialismo democrático»-, y que tiene relación a la conexión histórica que siempre y en todo momento existió. entre la intensidad de las luchas populares y el nivel de avance de la democracia política, incluyendo la democracia representativa.

Hagamos un corto receso aquí para llamar la atención sobre la sepa, en la terminología de Poulantzas, de un término clave de la tradición política, cuyo empleo llegó —o vuelto— a ser omnipresente el día de hoy, y al que proseguiré para regresar a él. me involucré en el momento, para intentar eludir cuando menos algo de la confusión relacionada con su inflación: el término de ciudadanía. Si bien uno aguardaría que se hiciese referencia al término, o cuando menos se discutiera, con relación a la decisión entre democracia y autoritarismo, se impide esmeradamente.

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