En los últimos tiempos, muchas familias estaban formadas por un padre y una madre -que se casaban por vez primera- y también hijos, que se extendían a los abuelos, etcétera., de forma frecuente. El día de hoy ese patrón cultural fué pausadamente apartado por otros arreglos sociales, siempre y en todo momento presentes, pero con mayor aceptación: mamás solteras, unión de parejas separadas, uniones y convivencia libres, parejas gays, por ejemplo.1 Ciertos se preguntan, ¿qué estilo familiar crea exactamente la misma? beneficio para pequeños y mayores? O al revés: ¿alguno de estos estilos incentiva la carencia de avance y confort popular, psicológico o material? Y si hubiese contestación a lo previo, ¿el Estado debería tomar resoluciones en temas de políticas públicas y leyes, para fomentar cierto género de composición? El Dr. José Pérez Adán, de la Facultad de Valencia, afirma en Repensar la familia2: “No debemos cuestionarnos si una composición familiar es mucho más acorde con la naturaleza que otra, es preferible estimar qué género de familia la trabaja es preferible yo sociedad y es mucho más útil para la raza humana. No debemos dejar que las ideologías predefinan la verdad, pero la verdad refleja el género de familia que trabaja y humaniza a sus integrantes». Y pasa a revisar principios: «a) Qué género de familia permite la socialización; b) sostiene la igualdad intergeneracional entre abuelos, progenitores y nietos; c) que transmita cultura, humanice y eduque de manera exitosa a los integrantes de la próxima generación como herederos; d) es un eficiente transmisor de idóneas éticos de tal manera que de sus filas surgen promotores humanitarios». En una investigación complementario, el Dr. Fernando Pliego, sociólogo del COLMEX y también estudioso de la UNAM, arguye en su libro Familias y confort en las sociedades democráticas3 que hay tres caminos probables para tomar una resolución personal escencial y orientar las políticas públicas del Estado. Casos en el enfrentamiento sobre la familia: 1. La democracia, o la gama de críticas, según la que la hija afirmará que su madre soltera era afable -comunmente-, una familia persistente permanente de padre y madre hijos. que este esquema es perfecto, otros en la unión libre afirmarán que su relación es mucho más leal, ciertos separados y juntos argumentarán que su situación es ideal, una pareja homosexual argumentará que el fundamento de la familia es el enamoramiento espontáneo. En consecuencia, si nuestras resoluciones personales, nuestras políticas públicas familiares y nuestras leyes estuviesen guiadas por la ilusión, jamás habría consenso. 2. Otro caso es la ideología. Para las feministas neosociales, los hombres han predeterminado un poder patriarcal que perjudica a las mujeres eminentemente por la maternidad biológica. El defensor de la Ley Natural afirmará que el sexo tiene reciprocidad complementaria y que la seguridad del matrimonio se enfoca en el precaución de la pareja y la educación permanente de la próxima generación. Por otra parte, un liberal resguardará el apetito de todos y cada uno de los individuos, dejando al Estado libre de conjuntos de presión. Un católico renunciará a su Biblia. En consecuencia, Pliego arguye que asimismo es bien difícil llegar a un consenso por este sendero. 3. Sea verdadera y pragmático: deje que la verdad hable, examine los modelos de familias y descubra cuáles son los más destacados y los peores géneros de familias. La metodología radica en ofrecer una definición de “confort” con indicadores medibles y investigar el género de familia que mucho más se aproxima a ese ideal de confort, según los datos logrados del mayor número de estudios. De este modo, Pliego compendió 351 estudios completados por instituciones líderes en trece países democráticos occidentales, incluidos EE. UU., Enorme Bretaña, Australia, España, Suecia, México y Brasil. Definió el confort en términos sociológicos medibles, como el ingreso a una mejor condición de vida, según 4 puntos concretos: a) Disponibilidad de elementos, b) Ingreso a salud, educación y vivienda (tamaño, infraestructura, servicios), c) Confort comprendido como capital popular, d) Escenarios de satisfacción: nivel de aprecio, seguridad en el ambiente a fin de que la gente desarrollen sus habilidades y logren producir acciones valiosas para la red social. Los desenlaces de los 351 estudios se equipararon con muestras estadísticas: áreas de educación, relaciones entre progenitores y también hijos, desempeño sensible de las parejas, qué género de familia incrementa la tasa de depresión, capital económicos, escenarios de trabajo y vivienda, y las distintas diferencias . desenlaces viciosos. No existe exactamente el mismo género de estudio para todos y cada uno de los países, y no se efectúan exactamente los mismos ejercicios sociológicos. Era labor del estudioso procurarlos y juntar los desenlaces relacionados con su material. Por servirnos de un ejemplo, se consiguieron desenlaces atrayentes de una investigación efectuada por el Centro Nacional de las Mujeres de México: en una exhibe de 34 mil 184 mujeres en 11 estados, se halló que las construcciones familiares de uniones libres -sin vínculos civiles ni religiosos- detallan mucho más crueldad contra las mujeres. (pág. 234); Por otra parte, se muestra una mayor tasa de deserción en la escuela secundaria en pequeños con progenitores divorciados y separados (p. 236). Con sus estudios, Pliego nos ten en cuenta que no tiene que ver con casos apartados, sino la inclinación general exhibe que diferentes construcciones familiares desarrollan distinto confort: «En el 84,9% de los registros de información estadística y censal, logrados de la literatura analizada (i .En suma se atraparon 3.318 registros para el cálculo), se observó que la gente casadas y los hijos que viven con los dos progenitores biológicos, padre y madre, tienen escenarios de confort de manera significativa mucho más altos. En esta composición familiar hay menos crueldad contra la mujer y los pequeños, los indicadores de salud física son mejores, el empleo permanente es mucho más recurrente, las condiciones de vivienda son mucho más convenientes, hay mucho más cooperación en las relaciones de pareja, los vínculos progenitores y también hijos son mucho más positivos, el consumo. drogas, con frecuencia hay bastante alcohol y tabaco, el accionar hacia los progenitores es mucho más cooperativo, el desempeño escolar es preferible y los actos delictivos están menos comprometidos. Pliego estudió el motivo de este resultado y lanzó una hipótesis que asegura que la composición padre-madre-hijo, en matrimonio en el primer matrimonio, lleva a cabo un vínculo particular de solidaridad en el que la gente hacen puntos esenciales de sus vidas: tiempo, dinero, proyectos recurrentes. . y la cooperación humana; e inclusive están prestos a sacrificar intereses personales. No es de extrañar que, en la radiografía popular clínica, esta clase de familia resulte tan atrayente; por otra parte, esa atracción se disminuye exactamente pues necesita un enorme deber. Estas conclusiones conectan con el planeta político. En México, donde las fuerzas de la desintegración masiva golpean con su crueldad a todo el país, y una crisis axológica de tanta sustancia, sería un ejercicio de higiene del Estado intentar resguardar leyes y políticas públicas que cuiden a las familias, en tanto que de ellos surgen mejores ciudadanos. que algún otro esfuerzo político. Notas finales 1 En este sentido, es muy aconsejable el estudio www.familyestruturestudies.com, efectuado por el Centro Witherspoon, con origen en la Facultad de Princeton www.winst.org 2 Pérez Adán, José. Repensar las familias. Eunsa, La capital española, 2005, p.78.3 Pliego, Fernando. Familia y confort en sociedades democráticas: el enfrentamiento cultural del siglo XXI. Porrúa, México, 2011.