Sociólogos, antropólogos y también historiadores dijeron reiteradamente que los economistas tienden a no prestar bastante atención a la civilización en el momento en que estudian el desempeño de la sociedad por norma general y el desarrollo de avance particularmente. Si bien tenemos la posibilidad de meditar en varios ejemplos que refutan el supuesto abandono de la civilización por la parte de los economistas, comenzando por lo menos por Adam Smith (1776), John Stuart Mill (1859, 1861) o Alfred Marshall (1891), como crítica general, no obstante, la acusación. En su mayoría justificado. Este abandono (o quizás, mucho más precisamente, esta indiferencia comparativa) merece ser remediado, y los economistas tienen la posibilidad de, con desenlaces provechosos, prestar mucho más atención a la predominación de la civilización en los temas económicos y sociales. Además de esto, las agencias de avance como el Banco Mundial podrían enseñar tal desidia, cuando menos hasta un punto, si bien solo sea pues están muy influidas por el pensamiento de economistas y especialistas financieros. Por consiguiente, el escepticismo de los economistas sobre el papel de la civilización puede reflejarse de forma indirecta en las perspectivas y enfoques de instituciones como el Banco Mundial. Con independencia de qué grave sea este abandono (y las evaluaciones tienen la posibilidad de diferir aquí), se precisa un escrutinio mucho más detallado para investigar el aspecto cultural del avance. Es esencial examinar las distintas formas, y tienen la posibilidad de ser realmente distintas, en las que hay que tener en consideración la civilización al estimar los retos del avance y valorar la necesidad de tácticas económicas sólidas. No tiene que ver con si la civilización importa, para referirme al título de un libro importante y de enorme éxito coeditado por Lawrence Harrison y Samuel Huntington. De este modo ha de ser, dada la omnipresente predominación de la civilización en la vida humana. La auténtica pregunta, mucho más bien, es de qué forma —y no si— importa la civilización. ¿Cuáles son las distintas formas en que la civilización puede influir en el avance? ¿De qué manera tienen la posibilidad de entenderse mejor sus impactos y de qué forma podrían enmendar o mudar las políticas de avance que tengan en cuenta correctas? Lo atrayente es la naturaleza y las maneras de la relación, y lo que significan para la implementación de políticas, y no solo en la creencia general, difícilmente irrefutable, de que la civilización importa. En este ensayo, abordo estas cuestiones de «de qué forma», pero en el sendero debo emprender ciertas cuestiones de «de qué forma no». Hay señales, afirmaré, de que el tiempo en ocasiones tiene prisa por seleccionar perspectivas formales y simplistas sobre su encontronazo en el avance. Por servirnos de un ejemplo, semeja haber bastante gente que se adhieren a la creencia, clara o tácita, de que el destino de los países está ciertamente sellado por la naturaleza de sus respectivas etnias. Esto no solo sería una simplificación excesiva de «héroe», sino asimismo sugeriría que alentaría la desesperación en países que se estima que tienen la civilización «equivocada». Esto no solo es ética y políticamente contradictorio, sino, mucho más instantaneamente, afirmaría que asimismo es una tontería epistémica. Este es el segundo tema de este ensayo para emprender estas cuestiones sobre «de qué manera no». El tercer tema del artículo es investigar el papel del estudio mutuo en el campo de la civilización. Si bien esa transmisión y educación tienen la posibilidad de ser una sección integral del desarrollo de avance, su papel con frecuencia se infravalora. En verdad, ya que cada cultura es vista, probablemente, como única, probablemente halla una inclinación a adoptar una visión un poco insular sobre el tema. Tratándose de entender el desarrollo de avance, esto puede ser increíblemente engañoso y enormemente contraproducente. Entre las funcionalidades mucho más esenciales de la civilización es la oportunidad de estudiar unos de otros, en vez de festejar o lamentar las divisiones culturales rígidamente establecidas en las que por último se clasifican. Al final, al debatir la relevancia de la comunicación intercultural y también en todo el mundo, asimismo debo tomar en consideración la amenaza real o percibida de la globalización y la asimetría de poder en el planeta contemporáneo. Se expresó con solidez la opinión de que las etnias locales están en riesgo de ocultar, y la creencia de que se tienen que tomar medidas para soportar la destrucción puede ser realmente creíble. De qué forma entender esta amenaza potencial y qué se puede llevar a cabo para abordarla y, si es requisito, combatirla, asimismo son temas esenciales para el análisis del avance. Es el cuarto y último tema que pretendo estudiar en aspecto.
ENLACES Es de máxima importancia admitir las distintas formas en que la civilización puede ser esencial en concepto de avance. Las próximas categorías semejan ser críticas y tienen una importancia extendida.
Tendencias polémicas
La dificultad de la apropiación cultural no está en su definición, sino más bien en sus capas, pues puede aplicarse en distintas campos de la vida, como la indumentaria, la nutrición, el maquillaje, el charla e inclusive el tono de la piel.
Un caso de muestra es la inclinación de maquillaje que se realizó viral en 2020, el llamado «fox eye», término que podría traducirse como «fox eyes». Esta inclinación estuvo acompañada de manuales y fotografías en las comunidades que detallan de qué manera a través del maquillaje y tácticas como la del «creador de la jaqueca» -utilizando una o 2 manos para alzar los ojos de las sienes para exagerar el resultado- imitar el desvanecimiento. , los ojos «almendrados» de celebridades como Kendall Jenner, Hermosa Hadid y Megan Fox.