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En el momento en que Darwin propuso abiertamente en su obra The Descent of Man (1871) la proposición de que nuestra clase brotó del mismo modo que cualquier otra clase, se inició un profundo enfrentamiento sobre el término evolutivo del hombre. 2 ejes básicos nutrieron la polémica. La primera fue la iniciativa darwiniana de que los humanos son el producto de un desarrollo aleatorio controlado por la selección natural y no tienen ningún rastro de propósito o concepto teleológico. El exceso, tras la desaparición de Darwin, de otra iniciativa evolutiva, de carácter final, exhibe que este se enfrenta a esta iniciativa. La segunda brotó de la discusión sobre si la naturaleza humana está o no cierta desde un criterio biológico y ciertos llegaron a buscar en el darwinismo la justificación natural de las diferencias de todo género que hay entre clases sociales, personas y etnias. El darwinismo popular de Herbert Spencer es un excelente ejemplo así mismo de meditar, que verdaderamente alcanzó su auge con la legitimación teorética del nazismo de la presunta superioridad biológica de la raza aria.

Tema pendiente: El enfrentamiento bioético al comienzo de la vida humana

Consejo Académico de Ética en Medicina Academia Nacional de Medicina

Seminario Virtual – 26 de agosto de 2021

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Laboratorio de Wuhan

Las indagaciones efectuadas en el laboratorio hoy día sospechoso incluyeron, entre otras muchas cosas, la modificación genética de virus de murciélago exactamente para dejarles infectar y multiplicarse en células humanas en ellos. , con el objetivo de diseñar vacunas que serían eficientes contra varios de los coronavirus patógenos humanos hoy día populares.

Y o sea precisamente lo que sucedió en la situación que nos encontramos examinando. Una mutación genética de algún tipo, producida de manera artificial o natural, ha causado que un virus que no afectaba a la clase humana se transforme en un nuevo patógeno, con un accionar asombroso y también impredecible.

Por Parandis Tajbakhsh

Litografía del «anfiteatro rubí» del engaño, como hace aparición impreso en The Sun. Fuente: Wikimedia Commons (dominio público).

En 2018, Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS) empezó su misión de un par de años para buscar planetas extrasolares, orbitando cerca de 200,000 estrellas situadas en un radio de 300 años luz de la Tierra. TESS prosiguió los pasos del Telescopio Espacial Kepler de la NASA, lanzado en 2009 para hallar planetas del tamaño de la Tierra o mucho más pequeños cerca de otras estrellas y para deducir la fracción de estrellas en nuestra galaxia que contienen planetas del tamaño de la Tierra.